miércoles, 18 de enero de 2017

Palabras del Parroco

Si algo debe inquietarnos santamente... es que tantos hermanos nuestros vivan sin la amistad de “Jesús”.

Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios, lo que entraña de por sí importantes repercusiones sociales. “Solo puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros”. “Si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida”.

El Papa nos invita a no desanimarnos ante los fracasos o la escasez de resultados porque la “fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada”.  “Nada se pierde”. “Solo sabemos que nuestra entrega es necesaria”. “La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así ‘olor a oveja’ y éstas escuchan su voz”.
Se trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, llevemos a los otros el amor de Jesús en un "estado permanente de misión", venciendo "el gran riesgo del mundo actual": el de caer en "una tristeza individualista". El obispo de Roma y, en comunión con él el Plan Diocesano de Pastoral 2015/20, nos invita a "recuperar la frescura original del Evangelio", encontrando "nuevos caminos" y "métodos creativos", a no encerrar a Jesús en nuestros "esquemas aburridos".
Es necesaria "una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están" y una "reforma de estructuras" eclesiales para que "todas ellas se vuelvan más misioneras". Francisco reitera que prefiere una Iglesia "herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia... preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente... es que tantos hermanos nuestros vivan sin la amistad de Jesús”.
El Pontífice indica las "tentaciones de los agentes pastorales": individualismo, crisis de identidad, caída del fervor. "La mayor amenaza" es "el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando". Nos exhorta a no dejarnos vencer por un "pesimismo estéril" y a ser signos de esperanza poniendo en marcha "la revolución de la ternura". Es necesario huir de la "espiritualidad del bienestar" que rechaza los "compromisos fraternos" y vencer "la mundanidad espiritual" que consiste en "buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana". El amor, como afirmó San Juan Pablo II, es el criterio según el cual todo debe hacerse o no hacerse, cambiarse o no cambiarse. Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender. ¡¡ Adelante!!


Cosme Piñero Cubas, José Francisco Santana Jiménez  y Pedro José Pérez Rodríguez
Vuestro diácono y párrocos


No hay comentarios:

Publicar un comentario