Con la entrada del verano, brota en nuestras cabezas una
idea: vacaciones. Para algunos esta idea será ya, al día de hoy, una realidad,
otros estarán ultimando los últimos detalles y no pocos estarán deseando que
llegue ese ansiado día en el se despidan del trabajo con un "hasta después de
las vacaciones". Para otros, sin embargo, verano significa trabajo, quizá los
únicos meses del año en los que se pueda lograr ese contrato laboral,como
sustituto de algún otro que sí pudo tomar vacaciones.
El ser humano necesita el descanso y las vacaciones,
ciertamente, pero eso no significa que en este tiempo nos dediquemos a "no dar
un palo al agua". Las vacaciones se presentan como un magnífica oportunidad para
leer, hablar, viajar, disfrutar de la familia y de los amigos, dejarse
deslumbrar por la naturaleza y, también, como un tiempo propicio para acercarnos
a Dios.
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