Conocer a alguien es profundizar en su
historia personal y en su corazón. Es no quedarnos en la superficie y,
mucho menos en las apariencias. Conocer es recorrer el mismo camino que
la otra persona y hacerce partícipe de sus propios pasos. No es reprtir
lo que otro hace, ni imitarle vagamente, sino querer vivir el mismo
estilo de vida o querer ser amigo de esa misma vida, profundamente e
intensamente.
Hoy Jesús nos invita, a adentrarnos en su
profundidades vitales, a descubrir lo que para él es estar unido al
Padre y vivir esa vida que nace de esa profunda unión vital. Es la mejor
amnera de conocer a Cristo, sentir como él siente, vivir vomo él vive y
experimntar lo que él experimenta.
Conocer a Cristo, es aceptarle, es
dejarle vivir en nuestra historia y en nuestro corazón, es expriementar
cada día su presencia alentadora y ver como da más sentido a nuestra
vida y a nuestras ilusiones. Contemplar como plenifica y amplifica
nuestros sueños y nuestras ganas de avanzar y ser más. Y por eso no
somos de este mundo, pues simplemente no nos quedamos en él, sino que
buscamos ir a más allá guiados por su presencia siempre alentadora e
ilusionante.
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