viernes, 29 de agosto de 2025

Virgen de El Socorro: Camino de esperanza nueva

Foto de Elena Díaz cedida a las Parroquias de Güímar 

El mes septiembre afila por el horizonte de nuestra vida en Güímar. 

Un mes que huele a albahaca, que suena a bucios, tambores, parrandas y banda de música. Un mes que canta agradecido al son del pasodoble camino del Socorro, y que se recoge en plegaria de fe y piedad con los acordes de la plegaria, del himno a La Virgen de El Socorro

Sentimientos llenos de piedad, de recuerdos y de tradición que vivimos y nos hacen festejar y celebrar juntos a la que es el socorro de la vida de cada uno de nosotros. Ella siempre está presente en nuestros caminos y sentimientos, en nuestras ilusiones y alegrías, porque ella es La Esperanza que siempre nos queda a todos los güimareros cuando volvemos ante Ella para que haga de intercesora nuestra ante su Hijo Jesús.

 Son días de intensa piedad y devoción a nuestra Madre, en los cuales nos reuniremos ante su altar para dejarnos mirar por Ella y para mirarla a Ella desde lo profundo de nuestro corazón. Porque sólo Ella es la razón de nuestra fiesta, ya que sólo Ella provoca nuestra tradición, nuestras ganas de divertirnos y el sentido de todos nuestros actos festivos estos días. Y es algo de lo que no podemos olvidarnos para no convertir nuestra fiesta en lo que no es, y no dejarla sólo en unos días de diversión, pero vacíos del auténtico sentido y contenido que tienen.

 Es este sentido el que nos reúne en casas y parrandas, el que nos hace caminar y vivir unidos lo que más queremos y lo que más nos une. El que hace que abramos nuestras casas y nuestra vida a amigos y conocidos que nos visitan para pasar un rato juntos y compartir lo que tenemos y somos.
 Nada tiene sentido por sí sólo y para sí mismo, y por eso es necesario vincularlo a la presencia de la Virgen de El Socorro en medio de nosotros.

 Sin Ella nada tendrá alegría ni explicación, y serán cosas que podremos hacen en otro momento, así que no la usemos de excusa, sino que vivámosla como un camino nuevo de esperanza que nos saca de lo cotidiano, y que nos hace dar pasos hacia Ella, hacia Jesús y hacia los demás hermanos y hermanas que caminan con nosotros entre los calores y polvaceras de la vida, pero que acabamos viendo como hermanos y compañeros de la vida.

 Cantos, plegarias, tradiciones, procesiones, Bajada y Subida, Misas y procesiones junto a Ella y con Ella; pares y nones, puertas abiertas y corazones repletos de alegría y de felicidad; Novena y Octava para agradecer y bendecir los dones de Dios por medio de ella; Medalla de Plata y Aniversario de su perpetua y honoraria alcaldía, con la que un día la honramos, sin olvidarnos de que Ella es Dueña y Señora del corazón de todos los güimareros.

 Septiembre es el mes de mirar a la Madre, a nuestra Madre, que cargada por los hombros y la fe de todos los que a ella se acercan, de los guanches, que fueron los primeros en llevarla, cuidarla y tenerla como la Madre que cuida, sostiene y fortalece. Que así la veamos y la tengamos siempre: como ese Socorro de nuestra vida, como aquella que siempre está para devolvernos las ganas y la esperanza, y para regalarnos a ese Niño que lleva en sus brazos y que es el auténtico Socorro de Dios Padre para todos nosotros, sus hijos.
 Les deseo buenas y festivas fiestas a todos, en las que nos podamos encontrar, caminar, compartir y estar junto a Ella.

Vuestro párroco:
Domingo.

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