“Levántate, que te está llamando” (Mc 10, 49
Nuestra Iglesia se encuentra en una situación semejante a la de Bartimeo: a la orilla del camino, encerrado en sus preocupaciones, paralizado en su incertidumbre, expresa su lamento y su invocación, pero no se decide a ponerse en camino, necesita el estímulo de una interpelación: "Levántate, que te está llamando" (Mc 10,49).
La actitud de perplejidad y de incertidumbre resulta comprensible. En una situación ya cargada de desafíos (el proceso creciente de descristianización y de exculturación, el debilitamiento de la relevancia social, la pérdida de credibilidad, una sociedad española polarizada, tensiones de una guerra mundial en fragmentos, la incógnita de un cambio de época...), ha irrumpido un fenómeno inesperado: la pandemia del COVID-19 (para muchos, un factor que marcará el siglo XXI), que en la Iglesia se ha concretado en un duro confinamiento, en el que ha experimentado de modo abrupto su fragilidad, su carácter 'no esencial", numerosas incógnitas sobre sus efectos y consecuencias.
¿Puede la Iglesia seguir su camino como si se tratara de un incidente más o menos extraño, que se supera recuperando el tiempo perdido y retomando al punto de partida, a febrero de 2020? ¿O necesita escuchar -como Bartimeo- una palabra que la interpele?
Es un discernimiento difícil. Se trata de un fenómeno complejo, con numerosas implicaciones y derivaciones. Hace falta abrir espacios de diálogo, de intercambio de experiencias, incluso de confrontación, porque no está en juego simplemente una opción individual, sino el modo de presencia de la Iglesia en un espacio público profundamente transformado.
En nuestra Iglesia Diocesana estamos realizando la evaluación del Plan Diocesano de Pastoral 2015-2020 “En salida misionera”.
«Primerear», «involucrar-se», «acompañar», «fructificar» y «festejar» (EG 24), fueron los cinco caminos a transitar a lo largo del tiempo de vigencia del PDP. La Iglesia en salida es una Iglesia con las puertas abiertas (EG 48). Llamada a salir de la propia comodidad y a atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).
Revisar es bueno, necesario, oportuno y propio de nuestro tiempo para discernir qué quiere Dios de mí, aquí y ahora. Para unidos ser testigos valientes del Evangelio.
Pedro José Pérez Rodríguez- Vuestro párroco.
¿Puede la Iglesia seguir su camino como si se tratara de un incidente más o menos extraño, que se supera recuperando el tiempo perdido y retomando al punto de partida, a febrero de 2020? ¿O necesita escuchar -como Bartimeo- una palabra que la interpele?
Es un discernimiento difícil. Se trata de un fenómeno complejo, con numerosas implicaciones y derivaciones. Hace falta abrir espacios de diálogo, de intercambio de experiencias, incluso de confrontación, porque no está en juego simplemente una opción individual, sino el modo de presencia de la Iglesia en un espacio público profundamente transformado.
En nuestra Iglesia Diocesana estamos realizando la evaluación del Plan Diocesano de Pastoral 2015-2020 “En salida misionera”.
«Primerear», «involucrar-se», «acompañar», «fructificar» y «festejar» (EG 24), fueron los cinco caminos a transitar a lo largo del tiempo de vigencia del PDP. La Iglesia en salida es una Iglesia con las puertas abiertas (EG 48). Llamada a salir de la propia comodidad y a atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).
Revisar es bueno, necesario, oportuno y propio de nuestro tiempo para discernir qué quiere Dios de mí, aquí y ahora. Para unidos ser testigos valientes del Evangelio.
Pedro José Pérez Rodríguez- Vuestro párroco.
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