La imagen de San Bartolomé es uno de los recuerdos que conserva la histórica parroquia de San Pedro Apóstol, de Güímar. Hasta el último tercio del siglo XVIII ocupaba, junto a la Virgen de los Remedios y San Pedro, el retablo mayor. Más tarde quedó olvidada y arruinada durante siglos.
En la primera mitad del XX fue transformada en el primer San Pablo, para acompañar al patrón San Pedro. Fue el historiador Hipólito Delgado quien redescubrió el verdadero nombre de la talla en los años 80, no sin polémica, pero fundamentada en el estudio de los antiguos inventarios parroquiales. Por el camino se quedó su diabla o pesadilla y su cuchillo de desollar. La pesadilla está de nuevo a sus pies, atada con cadenas, para que no haga de las suyas.
Gracias al trabajo concienzudo y paciente del restaurador Mario Muñiz, San Pedro ha recuperado al Santo que ayudaba a conciliar los buenos sueños y otras cosas de la cabeza.
Cabe destacar también que el pintor y escultor Javier Eloy Campos ha añadido a la talla la simbología de la pesadilla que en su día el santo tuvo y que no pudo ser recuperado.
La imagen de San Bartolomé se encuentra desde estos momentos al culto en la nave lateral izquierda del templo parroquial de San Pedro Apóstol.
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