miércoles, 3 de diciembre de 2014

Comienzan las obras para restaurar las pinturas de la capilla de San Pedro Abajo

La capilla de San Pedro Abajo lleva años pendiente de una intervención integral para recuperar las pinturas murales del interior, deterioradas por las humedades graves en la zona del zócalo de esta construcción. Los trabajos en este Bien de Interés Cultural (BIC) comenzaron hace tres semanas y la asociación de vecinos de este barrio de Güímar está recaudando fondos para costear la imperiosa intervención en el templo, que cuenta con los informes sectoriales pertinentes del Área insular de Patrimonio.
La concejala de Patrimonio y Cultura del Ayuntamiento de Güímar, Loly Rodríguez, explica que esta intervención era urgente, dado el estado de la capilla, y que se llevaba varios años esperando para poder acometerla. Así, la edil nacionalista señala que, "atendiendo a la petición de los vecinos, la actuación se ha desbloqueado recientemente, gracias a las conversaciones y gestiones realizadas entre el Obispado de Tenerife, el párroco de San Pedro Apóstol, técnicos de Cabildo de Tenerife y la edil. Las obras consistirán en sanear las humedades y reintegrar el aspecto general de las pinturas murales que decoran las paredes de la capilla".
En el año 2012, el director de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Cristóbal de la Rosa, visitó el lugar para valorar los daños, pero no se pudo continuar con el proyecto de restauración. Desde la Concejalía que dirige Rodríguez, se han llevado a cabo los procedimientos necesarios para comenzar las obras, bloqueadas durante muchos años.
La Asociación de Vecinos de San Pedro Abajo está recaudando fondos para continuar una segunda fase de los trabajos y ofrecen a los vecinos un número de cuenta para los donativos, el 3076 0060 71 2362466027.
La capilla fue declarada BIC con categoría de monumento en febrero de 2006. Se trata de una sencilla construcción de planta de tendencia cuadrada, con muros de mampostería y bloques de hormigón, con cubierta a cuatro aguas de teja árabe. Su elemento más representativo es la gran portada de medio punto en cantería y, en el interior, los frescos representan medallones con floreros en las paredes laterales, mientras que en el fondo aparece un dosel con angelotes.
El artista y vecino Javier Eloy Campos señala que "todo este conjunto notable de pinturas aparece seriamente dañado por las humedades que han transmitido al interior del edificio los amontonamientos de tierra que lo rodean. Las pérdidas y lagunas han ido tapándose, a lo largo de los años, mediante repintes" como los que afectan a los floreros, sumamente transformados. No obstante, "el lamentable estado de conservación no impide apreciar la importancia de unas pinturas notables, muchas de las cuales pueden datar del siglo XIX. En el zócalo o en la zona superior apenas quedan restos de la pintura original".

250 años de historia
En 1765, los vecinos de San Pedro Abajo, encabezados por un grupo de propietarios importantes, eirigieron una capilla para que el santo pudiera ser velado y venerado en un lugar sagrado. Previamente habían pedido para ello permiso al obispo de la diócesis. Unos 30 años más tarde, hicieron lo propio los vecinos de San Pedro Arriba.
Javier Eloy Campos destaca que, "con mucha probabilidad, desde el siglo XVIII se instituyó en Güímar la costumbre de dividir el pueblo, mediante una “raya” imaginaria, separándolo en dos mitades: San Pedro Arriba y San Pedro Abajo. Para la organización de la fiesta patronal de San Pedro Apóstol, se crearon las comisiones, que encabezaban a los habitantes de cada sector. Durante los años pares, la organización de la fiesta corresponde a la Comisión de San Pedro Arriba y los impares, a la de San Pedro Abajo.
Como premio al esfuerzo de cada uno de los barrios encargados, la noche de la antevíspera de la fiesta, el 27 de junio, el santo titular visitaba ya desde entonces el barrio responsable en ese año, donde aún hoy permanece 24 horas, en las que es velado y se celebra en el entorno diversos actos sacros y profanos.
En la capilla aparecen pinturas murales en las tres paredes que no ocupa la portada. En los dos paramentos laterales se representa un tema floral: sendas copas de aspecto clasicista, repletas de elementos vegetales, ramas y flores entre las que revolotean insectos. El conjunto presenta un aspecto neoclásico, los floreros están enmarcados por medallones entre columnas y cornisamientos. En la zona más alta, se han situado óvalos en cuyo interior hay representaciones alusivas a la vida de San Pedro, como el gallo, las redes, la barca o las cadenas.
En el testero se recoge un tema muy distinto, con una técnica que parece datar de un momento anterior al de las paredes laterales, un dosel que debía custodiar una cruz antigua, que ya no existe, pero de la que quedan los herrajes que la sostenían a la pared. El dosel es diferente a los utilizados tradicionalmente en Canarias y presenta una forma de tienda, que apartan dos angelotes.

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