jueves, 3 de enero de 2019

El Cuarto Rey Mago


Por: Marlene Yañez Bittner | Fuente: Catholic.Net 


San Mateo en el capítulo 2 de su Evangelio nos relata la hermosa historia de los Reyes Magos. Aquellos hombres que siguieron la estrella de Belén como señal para encontrar al Mesías, según las escrituras del profeta Jeremías y llevando consigo obsequios para elogiarlo.
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén” (Mateo 2,1)

“… he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.” (Mateo 2,9)
Tres hombres regocijados de alegría y esperanza por el bendito evento que por años esperaban, emprenden un rumbo completamente desconocido, pues sólo caminaban por fe. Para adorarle y rendirle homenajes, se dirigen al encuentro de un Dios vivo encarnado en una frágil creatura.
“… ¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.” (Mateo 2,2)

¿Y qué tal si en vez de sumirnos en el consumismo de este tiempo previo a la celebración de la Navidad y nos transformamos en un Cuarto Rey Mago?
“La Navidad es luz, es un camino, más allá de algo emotivo y los regalos.” (Papa Francisco)
Al igual que estos hombres de fe que prepararon su equipaje para comenzar su peregrinación, nosotros podemos preparar nuestro propio equipaje para el encuentro con Jesús. Se trata de disponer nuestros corazones, dejando atrás las miserias que ensucian nuestra alma: las envidias, las avaricias, los egoísmos y todo aquello que nos hace pecar.
Al igual que los Reyes Magos que siguieron la estrella de Belén, podemos acudir al Espíritu Santo para que sea nuestro guía en este tiempo de espera. Que nos muestre el camino verdadero y que nos inunde de paz en el Señor; nos lleve por la senda de la caridad y de donación hacia nuestros hermanos.  
Y así como los Reyes Magos le llevaban obsequios, podemos regalarle a nuestro Señor nuestros corazones. Se trata simplemente de reconocer en el agitado mundo en el que vivimos, que la Navidad es un reencuentro con Jesús, y que Él es lo verdaderamente importante, el centro de esta festividad y en quien debe concentrarse nuestros deseos, anhelos y motivaciones.

Los cristianos no debemos dejarnos llevar por la fiebre del consumismo, sino más bien y con más fuerza que nunca, proclamar el evangelio, anunciar la venida del Mesías y por sobretodo incentivar a todas las almas a la conversión, dejando relucir el significado de la Navidad.
Ser un Cuarto Rey Mago, significa donarse a Jesús por completo dejando a un lado la belleza superficial que mueve a un mundo materialista. Es prepararnos durante un tiempo en el que esperamos a nuestro Señor, tal como los Reyes Magos esperaron peregrinando hacia aquel establo que cobijaba la luz del mundo, el Salvador.Es volver la mirada a lo esencial de nuestra existencia, empaparnos de un tiempo de presencia y de esperanza, y sentir a un Dios vivo que no nos ha dejado solos.
“… Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28,20)
Ser un Cuarto Rey Mago significa adorar a nuestro Señor en este tiempo de espera y por siempre

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