Tener una fe firme
Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato | Fuente: Catholic.net
Habacuc 1, 12 – 2, 4: “El justo vivirá por la fe”
Salmo 9: “El Señor no abandona al que lo busca”
San Mateo 17, 14-20: “Si ustedes tienen fe, nada les será imposible”
Me ha impresionado siempre esta escena y he tratado de vivirla desde los diferentes ángulos de las personas que participan en ella. No será difícil ponernos en los zapatos de aquel pobre muchacho agobiado por la enfermedad. Las miradas de lástima o de temor, el aislamiento a que se le confina, las dudas sobre su impureza o la clara acusación de pecador.
No se puede separar en esos ambientes la enfermedad de la culpabilidad, no se puede entender de otra forma. Así que si sufre enfermedad es pecador. Y el corazón del joven adolorido, desconfiado, condenado a su soledad y a su tristeza. ¿Qué esperaría de los apóstoles cuando es llevado ante ellos? ¿Cómo se hundiría más en la desesperación cuando sus intentos fracasaron?
Trato de entrar en el corazón del joven y desde ahí contemplar la escena. Otros ojos y otro corazón tiene el padre que busca remedios, que se aferra a la esperanza, que va a todos los lugares que le dicen. Un hijo enfermo y perdido tiene que ser encontrado. Como lo piensan ahora todos los papás y todas las mamás, como se desesperan y buscan todas las soluciones… Un hijo drogadicto, un adolescente rebelde, una jovencita descarriada… ¡Cómo le duelen a los papás! Y si me pongo en lugar de los apóstoles, miro las cosas de muy diferente manera.
Habían hecho ya algunos milagros, habían encontrado algunas soluciones, y ahora han fracasado frente a este joven. Ya me imagino las miradas burlonas de la multitud y sus murmuraciones y descalificaciones, ya casi percibo las acusaciones de embaucadores no sólo a ellos sino al mismo Jesús.
Y por fin Jesús. Con la serenidad y la seguridad que le da la oración, la presencia de su Padre Dios y el amor que le tiene a los pequeños. Jesús logra el milagro, pero deja una gran enseñanza: se necesita la fe para obrar milagros. Y no tanto para quedar bien delante de todos, sino para buscar soluciones a los problemas reales. Por eso hoy les digo a los jóvenes, a sus papás, a los apóstoles, que tenemos que tener una fe firme como nos lo dice el mismo Jesús.
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