miércoles, 18 de julio de 2018

Sobre lo posible

Lo importante, entonces, es optar correctamente.


Por: P.Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net


Lo imposible queda fuera del alcance de las opciones humanas. Lo posible, en cambio, aparece ante nosotros como algo realizable.

¿Cómo explicar lo posible? Como aquello que puede empezar a existir (si todavía no existe) o a ser de otra manera (si ya existe).



Es posible, por ejemplo, ahorrar dinero y mejorar el tráfico en una ciudad si uno usa menos el coche y más el autobús o el metro.

Es posible tener la habitación limpia si se dedica menos tiempo a internet y se ponen los medios para quitar polvo, manchas y telarañas.

Es posible mejorar las relaciones con un familiar o un compañero de trabajo si reflexionamos antes de hablar para escoger palabras adecuadas y acompañadas con cariño.




Es posible morir en paz con Dios y con los demás, si superamos actitudes negativas de odio, de egoísmo, de maldad. Un posible que puede llevar a un resultado maravilloso: el cielo.

Desde luego, en la lista de ejemplos aparecen también los negativos: es posible decir una tontería hiriente a una persona que genere un proceso de desconfianza y de tensiones.

La lista de acciones y resultados posibles es larguísima. Tanto que, a veces, al constatar que existen muchas posibilidades, no sabemos cuáles escoger primero, cuáles posponer, y cuáles excluir con firmeza.

La vida sigue su marcha, inexorable. El tiempo no se detiene. En cada momento escogemos, entre tantos posibles, unos. Según las opciones, queda menos tiempo para otras posibilidades.

Lo importante, entonces, es optar correctamente. No según gustos, ni presiones malsanas, ni miedos, ni intereses turbios. Solo tiene valor lo que se escoge desde el amor y para el amor.


Vuelvo a mirar ese futuro cercano o lejano que depende, en buena parte, de mis elecciones. Pido ayuda a Dios y consejo a personas prudentes para que escoja posibles valiosos.

Así el mundo (cercano o lejano: algunas opciones llegan a donde ni siquiera podemos imaginar) mejorará un poco y se abrirá al encuentro, definitivo, con el Dios que espera a sus hijos tras la frontera de la muerte.

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