Pasión de Cristo (II)
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo,
profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia
que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir
siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando
estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le
anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y
Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco
no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus
soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo
mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.
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