jueves, 14 de marzo de 2013

Palabras del Párroco



Queridos feligreses:
“´YA LLEGA LA SEMANA SANTA”

En los próximos días celebraremos, junto a toda la Iglesia, la Semana Santa, os invito a encontraros personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos.
Sé que hoy en día no es fácil ser, y sobre todo, vivir y celebrar la fe, pero quiero invitaros a que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado. Es urgente ayudar a los cristianos, nuestros hermanos, a ser  discípulos de Jesús, a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con nuestra vida.

En nuestro vivir diario tenemos interrogantes y buscamos respuestas. Es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo la Verdad que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo.  Enraicemos y fundamos nuestra fe y  vida en Cristo. Él os ama desde siempre y os conoce mejor que nadie.
Les invito, en este tercer año entre vosotros, a vivir con piedad y fervor, estos días santos, acompañando a Cristo en su Pasión, Muerte y Resurrección. Adentrarnos en el misterio de la Cruz gloriosa de Cristo, que contiene la verdadera sabiduría de Dios, la que juzga al mundo y a los que se creen sabios. La contemplación de las extraordinarias imágenes del patrimonio religioso de nuestras Parroquias y capillas, nos ayuden, a comprender que son imágenes donde la fe y el arte se armonizan para llegar al corazón del hombre e invitarle a la conversión. Cuando la mirada de la fe es limpia y auténtica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de representar los misterios de nuestra salvación hasta conmovernos profundamente y transformar nuestro corazón
Para el crecimiento de nuestra amistad con Cristo es fundamental estar en las parroquias, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Cristo nos pide hoy que estemos arraigados en El y construyamos con El nuestra vida sobre la roca que es El mismo. Él nos envía para que seamos testigos valientes y sin complejos, auténticos y creíbles. No tengamos miedo de ser católicos, dando siempre testimonio de ello a nuestro alrededor, con sencillez y sinceridad. Que la Iglesia halle en nosotros y en el testimonio de nuestra vidas, a los misioneros gozosos de la Buena Noticia.

 



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