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El
Obispo ha presidido este Martes Santo en la Sede Catedral la llamada
‘Misa Crismal’, una de las máximas manifestaciones de la Iglesia, pueblo
de Dios, en sus diversos carismas y ministerios. Unos ciento cincuenta
sacerdotes venidos de las cuatro islas que componen la diócesis
concelebraron con el prelado nivariense para quien “fiados de Dios
renovamos nuestro sí a su llamada”. Y es que, en esta Misa, los
sacerdotes renovaron las promesas realizadas en el día que recibieron la
ordenación presbiteral.
Además, en esta singular celebración, Bernardo Álvarez consagró el santo
Crisma y bendijo los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, que se
distribuyen ahora por las 312 parroquias de la diócesis.
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El
obispo en la homilía resaltó, fundamentalmente, la acción de Dios en
todos los miembros de la Iglesia, “lo que Dios hace en nosotros”- dijo-.
Igualmente indicó que era una jornada para “felicitarnos mutuamente por
los dones de Dios para todo el pueblo. Felicitarnos por nuestro Sí al
Señor, por nuestra fidelidad y perseverancia en la fe y el seguimiento
del Señor, porque hoy entre nosotros sigue cumpliendo su Palabra”.
Renovamos nuestro sí, por la fuerza del Espíritu, “no a un estado de
vida, ni a una regla o a un programa, sino al Señor, a la persona de
Jesucristo, y porque queremos ser fieles a Él, vamos conformando nuestra
vida con la suya”- propuso Álvarez fundamentalmente a los sacerdotes.
Para ello, el prelado recordaba que los sacerdotes han de proseguir
realizando su misión, su servicio: predicando, celebrando y practicando
la caridad, esto es, anunciando e instaurando el Reino de Dios,
acogiéndolo y haciendo que continúe creciendo mediante la práctica de la
caridad.
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En
el transcurso de la celebración se oró por el eterno descanso del
obispo emérito, Felipe Fernández y del sacerdote Fray Miguel Serrano,
que fallecieron desde la última Misa Crismal. Igualmente, se tuvo
presente a aquellos presbíteros que cumplen su bodas de oro
sacerdotales: Juan Pérez, Manuel Bethencourt y Tomás Santamaría, y sus
bodas de plata: Antonio Murillo, Manuel González, Joaquín Herba y Manuel
Trujillo (diácono permanente). El obispo también dio gracias por
últimos sacerdotes ordenados: Airán Expósito, Antonio Delegado y Julián
Azcárate.
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