"El
nacimiento de Jesús fue así: su madre María estaba
prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo
por la
acción del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería
denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Después de tomar esta
decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José,
hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa, pues el
hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo, y le
pondrás por
nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados".
Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le había mandado."
Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le había mandado."
(San Mateo 1,18-24)
Sabemos por el catecismo que la Virgen María también es figura
de la Iglesia
pues contribuye como ella a engendrar y salvar a los hijos de Dios
precediéndola y siendo miembro eminentísimo de esta. (CIC 953, LG 53 y LG 63)
Pero
así como el justo José decidió separarse de María
porque no comprendía lo que había pasado, hoy muchos católicos, con
muchísima
menos justicia y razones, abandonan a la Iglesia en el silencio de una
fe moribunda y
apática. En medio de un mundo que pones sus medios de comunicación para
convertirlos en medios de desacralización y desunión, muchísimos
bautizados prestan oídos a las mentiras del mundo y se alejan de su
Madre la Iglesia amparados por las mismas sombras deshumanizadoras del
mundo.
El justo José fue advertido por un Angel del Señor y
el, que era de corazón puro y bueno, no dudó de su palabra y aceptó a María
como esposa y a su Hijo como hijo. Para que numerosos bautizados vuelvan a la Iglesia, que es su Casa,
deberían también tener oído atento y escuchar a Dios que les habla por las circunstancias de la
vida y por la Iglesia. "El que a ustedes escucha a Mí me escucha y el que los rechaza a ustedes a mi me rechaza ", dijo Jesús (Lucas 10,16). Sin
embargo muchos reniegan de su propia Iglesia, Iglesia formada por
hombres pero fundada por Dios. Pues la distracción del mundo es tan
grande y los engaños tan
disimulados y continuos, que es casi imposible que quién no este
prevenido pueda atender a Dios y discernir con corrección. Todos tenemos
un angel de la guarda que nos advierte pero ¿cuántos prestan oido a esas
inspiraciones como lo hizo José?
Aborto, uniones contranatura, injusticia, guerra,
división, libertinaje, impureza, divorcio, eutanasia… han hecho que muchos bautizados duerman mientras
caminan por el mundo. José se durmió pero en su aparente letargo tuvo el oído atento a Dios. Escuchó y despertó.
El mundo adormece y aturde y no deja que muchos despierten.
¡Que responsabilidad tenemos todos los bautizados!
Todos podemos ser como el Angel que despertó a José. Todos somos enviados a ser
profetas en un mundo que se duerme y resbala peligrosamente hacia la
perdición. Son muchos los que no lo advierten. ¡Despertemos! "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos." (Mateo 5,16) . Es
hora de que los católicos "re-encendamos" nuestras luces moribundas.
Hay muchas situaciones y circusnstancias oscuras que deben ser
iluminados. La luz es nuestra pues ¡Cristo es la Luz! Nunca
encontraremos en el mundo una luz mas adecuada a la dignidad del hombre
¿Que esperamos para llevarla en alto?
Acudamos
a Santa María, la Madre siempre despierta. Amemos a María con el mismo
Corazón de Cristo. Pues tratar de ser perfectos como El (Mateo 5,48) implica también amar como El (Flp. 2,5). Como dice un himno pascual: "¡Despiertad! ¡Llega Cristo!" y agregamos nosotros: ¡Y con El llega su Madre, la Reina de pié a su derecha! (cfr. Salmo 45,10) Amar a María
es camino seguro para no adormecerse y volver a Dios. Reencontrar a María es
reencontrarse con Jesús, su Hijo Dios, nuestro Redentor y Salvador.
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