jueves, 13 de septiembre de 2012

Santa María, la Madre siempre despierta


"El nacimiento de Jesús fue así: su madre María estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados".
Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le había mandado."
(San Mateo 1,18-24)

Sabemos por el catecismo que la Virgen María también es figura de la Iglesia pues contribuye como ella a engendrar y salvar a los hijos de Dios precediéndola y siendo miembro eminentísimo de esta. (CIC 953, LG 53 y LG 63)
Pero así como el justo José decidió separarse de María porque no comprendía lo que había pasado, hoy muchos católicos, con muchísima menos justicia y razones, abandonan a la Iglesia en el silencio de una fe moribunda y apática. En medio de un mundo que pones sus medios de comunicación para convertirlos en medios de desacralización y desunión, muchísimos bautizados prestan oídos a las mentiras del mundo y se alejan de su Madre la Iglesia amparados por las mismas sombras deshumanizadoras del mundo.
El justo José fue advertido por un Angel del Señor y el, que era de corazón puro y bueno, no dudó de su palabra y aceptó a María como esposa y a su Hijo como hijo. Para que numerosos bautizados vuelvan a la Iglesia, que es su Casa, deberían también tener oído atento y escuchar a Dios que les habla por las circunstancias de la vida y por la Iglesia. "El que a ustedes escucha a Mí me escucha y el que los rechaza a ustedes a mi me rechaza ", dijo Jesús (Lucas 10,16). Sin embargo muchos reniegan de su propia Iglesia, Iglesia formada por hombres pero fundada por Dios. Pues la distracción del mundo es tan grande y los engaños tan disimulados y continuos, que es casi imposible que quién no este prevenido pueda atender a Dios y discernir con corrección. Todos tenemos un angel de la guarda que nos advierte pero ¿cuántos prestan oido a esas inspiraciones como lo hizo José?
Aborto, uniones contranatura, injusticia, guerra, división, libertinaje, impureza, divorcio, eutanasia… han hecho que muchos bautizados duerman mientras caminan por el mundo. José se durmió pero en su aparente letargo tuvo el oído atento a Dios. Escuchó y despertó. El mundo adormece y aturde y no deja que muchos despierten.
¡Que responsabilidad tenemos todos los bautizados! Todos podemos ser como el Angel que despertó a José. Todos somos enviados a ser profetas en un mundo que se duerme y resbala peligrosamente hacia la perdición. Son muchos los que no lo advierten. ¡Despertemos! "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos." (Mateo 5,16) . Es hora de que los católicos "re-encendamos" nuestras luces moribundas. Hay muchas situaciones y circusnstancias oscuras que deben ser iluminados. La luz es nuestra pues ¡Cristo es la Luz! Nunca encontraremos en el mundo una luz mas adecuada a la dignidad del hombre ¿Que esperamos para llevarla en alto?
Acudamos a Santa María, la Madre siempre despierta. Amemos a María con el mismo Corazón de Cristo. Pues tratar de ser perfectos como El (Mateo 5,48) implica también amar como El (Flp. 2,5). Como dice un himno pascual: "¡Despiertad! ¡Llega Cristo!" y agregamos nosotros: ¡Y con El llega su Madre, la Reina de pié a su derecha! (cfr. Salmo 45,10) Amar a María es camino seguro para no adormecerse y volver a Dios. Reencontrar a María es reencontrarse con Jesús, su Hijo Dios, nuestro Redentor y Salvador.

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