jueves, 20 de septiembre de 2012

Santa María del Magnificat

"Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava."
(San Lucas 1,46-48) 


Proclamamos con María Inmaculada, nuestra Madre en la fe, la grandeza del Señor.
Que se alegre nuestra alma en Dios nuestro salvador, porque a pesar de nuestra pequeñez, no nos abandonó a la humillación del pecado, sino que nos salvó por el sacrificio de su Hijo en la cruz.
Todas las generaciones nos felicitarán, porque por las aguas del Bautismo grandes obras Dios ha hecho por nosotros.
Su nombre es Santo y podemos llamarle Padre porque nos ha hecho hijos suyos sin ningún mérito nuestro. Y su misericordia se derrama de padres a hijos de generación en generación.
El hace proezas por su Iglesia dispersando las soberbias tinieblas de nuestro corazón cuando humillados le pedimos perdón. Y derriba nuestros pecados llenándonos con su Gracia.
Sacia nuestra hambre de Dios dándonos a comer su propio Cuerpo y nos colma de bienes a quienes con sinceridad lo buscamos. Y cuando neciamente no lo hacemos creyéndonos ricos, avergonzados y vacíos quedamos despedidos.
Auxilia a tus hijos y siervos, Señor, en sus debilidades. Acuérdate de la misericordia que has tenido con tu Iglesia, Esposa y Madre, a través de los siglos. Tú has sido siempre  fiel a tus promesas y  lo serás siempre. Derrama tu Santo Espíritu como aquel día en el Cenáculo y aumenta nuestra fe para esperar con alegría el día glorioso en que te contemplemos volver como te fuiste, para dar a cada uno lo que por amor le corresponda.
Santa María del Magníficat, ruega por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario