viernes, 15 de junio de 2012

Palabras del Párroco





PALABRAS DEL PÁRROCO

Queridos feligreses:
Con la colaboración de la catequista Montserrat, va a ir recordando los mandamientos de la Ley de Dios, que son ante todo, ayuda para nuestro conocimiento y seguimiento de Jesucristo.
PRIMER MANDAMIENTO: “AMARAS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSA”
La afirmación “Yo soy el Señor tu Dios” implica para el fiel guardar y poner en práctica las tres virtudes teologales y evitar los pecados que se oponen a ellas. La fe cree en Dios y rechaza todo lo que le es contrario, como, por ejemplo, la duda voluntaria, la incredulidad, la herejía, la apostasía y el cisma. La esperanza aguarda confiadamente la bienaventurada visión de Dios y su ayuda, evitando la desesperación y la presunción. La caridad ama a Dios sobre todas las cosas y rechaza la indiferencia, la ingratitud, la tibieza, la pereza espiritual y el odio a Dios, que nace del orgullo.
No podemos dudar de la Bondad de Dios, si la duda crece nos conduce a la ceguera del espíritu.

SEGUNDO MANDAMIENTO: “NO TOMARAS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO”
Debemos respetar la santidad del Nombre de Dios invocándolo, bendiciéndole, alabándole y glorificándole. Ha de evitarse todo uso inconveniente de su Nombre. Nos prohíbe jurar
en falso así como violar una promesa hecha bajo juramento. Es un pecado grave contra Dios, que siempre es fiel a sus promesas.

TERCER MANDAMIENTO: SANTIFICARAS LAS FIESTAS
Los cristianos santifican el domingo y las demás fiestas de precepto participando en la Eucaristía del Señor y absteniéndose de las actividades que le impidan rendir culto a Dios, o perturben la alegría propia del día del Señor o el descanso necesario del alma y del cuerpo. Se permiten las actividades relacionadas con las necesidades familiares o los servicios de gran utilidad social.
Es importante que el domingo sea reconocido como día festivo, a fin de que todos tengan la posibilidad real de disfrutar del suficiente descanso y del tiempo libre que les permite cuidar la vida religiosa, familiar, cultural y social.

CUARTO MANDAMIENTO: HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE
Nos ordena honrar y respetar a nuestros padres, y todos aquellos a quienes Dios ha investido de autoridad para nuestro bien.
En Cristo la familia se convierte en iglesia doméstica, porque es una comunidad de fe, de esperanza y de amor.
Los hijos deben a sus padres respeto, reconocimiento, docilidad y obediencia. En caso de que los padres se encuentren en situación de pobreza, de enfermedad, de soledad o de ancianidad, los hijos adultos deben prestarle ayuda moral y material.
Los padres tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios y en especial tienen la misión de educarlos en la fe cristiana.
Los vínculos familiares, aunque sean importantes, no son absolutos, porque la primera vocación del cristiano es seguir a Jesús, amándolo.

QUINTO MANDAMIENTO: NO MATARÁS
La vida humana ha de ser respetada porque es sagrada.
Este mandamiento nos prohíbe el homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo. El aborto directo, querido como fin o como medio. La eutanasia y el suicidio, en cuanto es una ofensa grave al justo amor de Dios.

SEXTO MANDAMIENTO: NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS
Dios ha creado al hombre como varón y mujer, con igual dignidad personal, y ha inscrito en él la vocación del amor y de la comunión. Corresponde a cada uno aceptar la propia identidad sexual, reconociendo la importancia de la misma para toda la persona, su especificidad y complementariedad.
Son pecados el adulterio, la prostitución, la fornicación,  la pornografía, la masturbación y los actos homosexuales. Estos pecados son expresión del vicio de la lujuria.

Vuestro Párroco
Pedro José Pérez Rodríguez




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