La ley del amor de Dios exige de cada uno
de nosotros, un compromiso real y estable, que cada día nos haga estar
más cerca de Cristo y de su Palabra, y de querer hacerle presente en
este mundo cada día, pero a su estilo. Dejando que siempre nuestros
pasos lleven a él y le hagan presente en este mundo.
Y el estilo de Cristo, es el de la
entrega, el de la donación y el del gastarse y desgastase por todas las
personas del mundo, especialmente por las que sufren y lo pasan mal. Su
exigencia es vivir von radicalidad el Evangelio del amor.
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